lunes, 21 de enero de 2013

Obama, segunda parte (21 01 13)

Obama, segunda parte

por Anita Rey


El síndrome del "pato cojo" define en los Estados Unidos de América a los actos de los presidentes en los tiempos finales de su segundo mandato, cuando la imposibilidad de otra reelección los acercan al final de la carrera política.

Los primeros períodos, por su parte, tienen el freno de la expectativa reeleccionaria; entre ellos el inicio del segundo mandato puede ser el momento más prolífico y más audaz de los mandatarios.

Barack Hussein Obama, a dos meses de su reelección, juró ayer en privado -y hoy lo repetirá frente a una multitud en el Capitolio- su segunda presidencia. Como lo exige la fórmula de juramento, dijo "haré todo lo que esté en mi poder para preservar, proteger y defender la Constitución". Esa Constitución obliga a los presidentes a jurar al mediodía de los 20 de enero, por lo que Obama cumplió el ritual en una ceremonia privada, junto a su mujer, Michelle, y sus dos hijas.

Hoy, aunque no se espera un aluvión de personas comparable al que asistió a su jura pública hace cuatro años, unos 800.000 estadounidenses presenciarán este hito histórico: el segundo período presidencial de un ciudadano de color negro. Coincide, además, con la festividad del líder afroamericano Martin Luther King, y el presidente lo honrará al utilizar la biblia del asesinado dirigente del movimiento de los derechos civiles en el juramento.

Más allá de los símbolos y de las liturgias democráticas, Obama inicia este segundo tiempo cargado de desafíos y de deudas. Entre los primeros, utilizará el crédito del segundo mandato para fijar una agenda ambiciosa, en la que figura la ratificación del seguro de salud ("obamacare") y la nueva lucha contra el derecho irrestricto a la posesión de armas; en ambos frentes batallará contra la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Tras la matanza de 20 niños en una escuela de Connecticut en diciembre, el presidente intentará reinstalar la prohibición de venta de armas de asalto (se venció en 2004), que se limite la entrega de balas a los proveedores y se exija una verificación de antecedentes como requisito de compra, entre otras medidas. Parece un comienzo suave para un tema social tan grave, pero debe tenerse en cuenta que la oposición -tanto en el Congreso como en la calle- será frontal.

Otro desafío grande será el debate sobre el déficit y el techo de la deuda, que amenazan permanentemente con desbarrancar la economía al "abismo fiscal": la oposición insiste en que no aprobará más aumentos en la capacidad de endeudamiento si Obama no acepta congelar los niveles de gasto. Guantánamo, el nuevo gabinete (que ya comentamos en estas Cartas de Miami), Irán, Israel, la reforma migratoria, el crecimientos islámico y la salida de Afganistán ofrecerán otros frentes de tormenta.

Pero atenderlos puede esperar unos días; este es el momento de la fiesta.