martes, 29 de enero de 2013

Silvio Berlusconi: los excrementos del ave fénix (29 01 13)

En foco - El Mundo - página 2 - Hoy Día Córdoba – martes 29 de enero de 2013 

Silvio Berlusconi: los excrementos del ave fénix

por Pedro I. de Quesada




¿Cómo explicar la supervivencia de alguien a quién todos los analistas califican como una falla estructural de la política italiana?

La salida de Silvio Berlusconi de la jefatura del gobierno fue saludada como un retorno a cierta normalidad (y una normalidad dentro de los parámetros italianos, que son amplios y laxos), después del colapso judicial, social y económico al que había conducido su Ejecutivo.

Por eso, tras la decadencia cultural que implicó el berlusconismo, nadie esperaba un retorno del personaje a la primera línea en tan breve tiempo. Pero ahí está, cual ave fénix, amenazando con volver al centro de la política.

Sus partidarios, inclusive, sostienen que nunca se acabó de ir y que el control de los principales resortes de la burocracia romana nunca escaparon de sus manos.

Puede ser, porque sería muy difícil, si así no fuese, que Berlusconi tuviera tan poco cuidado en la ruta de regreso al poder: esta semana, mientras Europa recordaba el horror del Holocausto, la "shoah" del asesinato colectivo de los totalitarismos de derecha del siglo 20, "Il Cavaliere" dijo que Benito Mussolini fue un líder que hizo cosas buenas, a pesar de la discriminación y la persecución contra los judíos italianos de las leyes aprobadas por el Fascismo en 1938, obedeciendo los tratados firmados con el régimen de Hitler.

El ex fiscal anticorrupción, Antonio Di Pietro, dio en el clavo: Berlusconi es la caricatura de Mussolini.

El filósofo Paolo Flores d'Arcais le adjudica al Partido Popular Europeo (PPE) parte de la responsabilidad del aval de la clase política continental al acceso y a la permanencia de Berlusconi en el gobierno de Italia.
Muy especialmente a los grandes partidos demócrata-cristianos: los liderados por Ángela Merkel en Alemania, y (en su día) por José María Aznar en España, junto a la UMP francesa de Nicolás Sarkozy.

Sin ese apoyo regional y sin esa validación internacional de los líderes europeos, el berlusconismo (la versión peninsular de Le Pen, apunta Flores d´Arcais, o de Putin) hubiera dispuesto de menores franjas de discrecionalidad para hundir al sistema italiano en un show peligroso e insustancial: una agresión populista, alimentada de racismo y de clericalismo, contra la constitución republicana.

Ahora, cuando Berlusconi elige para abonar el camino de su vuelta al centro del escenario un nuevo enemigo (las instituciones de la Unión Europea, el euro y los bancos alemanes), el Partido Popular Europeo se plantea quitarle su histórico apoyo a "Il Cavaliere".

Es que la derecha europea ha encontrado un nuevo héroe para la península: el profesor Mario Monti y su alianza "centrista".

Queda saber si Berlusconi lo permitirá, o si esa creciente espiral de adjetivos cada vez más insultantes contra Monti no es un nuevo show, sino que expresa la verdadera lucha por el futuro del poder en Italia.





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