jueves, 19 de enero de 2012

¿Qué hace Ahmadinejad en América latina? (20 01 12)

¿Qué hace Ahmadinejad en América latina?


por Nelson Gustavo Specchia

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En un contexto especialmente crítico y de tensión militar, el presidente iraní Mahmmoud Ahmadinejad acaba de terminar una significativa gira por varios países latinoamericanos. En política internacional, en determinadas oportunidades los símbolos pesan tanto como las acciones concretas, pero en esta visita del mandatario persa por nuestra región hasta esos mismos símbolos –a falta de razones evidentes- se presentan oscuros y complejos. ¿Qué ha venido a buscar Ahmadinejad? O, lo que también llena de interrogantes esta tournée, ¿qué esperan de él Hugo Chávez, Daniel Ortega, Rafael Correa, Raúl Castro y Evo Morales, sus interlocutores y anfitriones en tierras latinoamericanas? Muchas preguntas para tan pocas razones.

VIOLENCIA DOMÉSTICA

Los ensayos con misiles desde barcos de guerra en el estrecho de Ormuz, y las amenazas de Teherán de cerrar el paso marino –un conducto por el que cruza regularmente el 25 por ciento del total del petróleo del mundo- si los Estados Unidos siguen oponiéndose frontalmente a sus planes nucleares, ha llevado la temperatura política a nuevas cotas. Pero el frente externo no es el único que se muestra resbaladizo para el mandatario iraní, sino que los cuestionamientos y los problemas llenan también la agenda interna y la regional.

Hacia el interior del grupo que detenta el gobierno de la República Islámica de Irán, la base ya no se muestra tan sólida como en su primera gestión presidencial, y las grietas con el líder religioso, el ayatollah Alí Hoseiní Jamenei, vienen profundizándose desde que se hicieran evidentes los fraudes en las elecciones que condujeron a la reelección de Ahmadinejad y a las rebeliones de los jóvenes identificados con la divisa verde. El presidente volvió a apoyarse en las fuerzas parapoliciales de los “pashdarán”, los Guardianes de la Revolución Islámica, el grupo de poder al que estuvo originalmente ligado y que le sigue respondiendo mayoritariamente. La represión de los “pashadarán” ahogó al movimiento verde, pero dejó un escenario interno resquebrajado.

En ese contexto, el Guía Espiritual –cuyo rol constitucional redactado por el ayatollah Khomeini le otorga una autoridad superior a la del presidente de la república- ha tenido desde abril del año pasado una creciente intervención en los asuntos ejecutivos del Estado, en desmedro de las capacidades de Ahmadinejad. El fondo de la cuestión se muestra como ideológico-religioso: los grupos en torno a Jamenei ven en la deriva ultraconservadora del presidente una conducta que llaman “desviacionista” respecto de los objetivos fundacionales de la República Islámica; así, la cúpula religiosa ha lanzado una campaña para recortarle el poder e intentar que el sector de Ahmadinejad no triunfe en las elecciones legislativas de este año. En esa puja, el presidente intentó desplazar al ministro de Inteligencia, Heydar Moslehi, y el Guía Espiritual lo devolvió a su puesto en cuestión de horas. Y en un retruco le colocó además a otros dos incondicionales suyos en el gabinete: al fiscal general, Gholam Hossein Mohseni Ejehi, y al portavoz parlamentario Ali Larijani. Ahmadineyad permaneció once días sin ir a las reuniones de gobierno como protesta, y esa tensión interna ha tomado las calles, con enfrentamientos entre los partidarios de ambos dirigentes, que deben ser separados por las fuerzas policiales (ya que los “pashdarán”, de momento, no se pondrán en contra del ayatollah).

EL PASO DEL PETROLEO

Además de este ríspido clima en Teherán, Mahmmoud Ahmadinejad también se las ve negras en el plano regional. Además del partido-milicia libanés Hezbollah, la principal baza en la búsqueda del liderazgo iraní está puesta en Damasco. Y el régimen de los Al Assad, carcomido por la corrupción elitista y por la violencia represiva, se encuentra rodeado por los levantamientos civiles internos; las fugas de soldados y oficiales de las fuerzas militares gubernamentales; la quita de apoyo de los vecinos estratégicos, como Turquía; la intervención fiscalizadora de la Liga Árabe; y –por fin- la censura explícita de los organismos multilaterales (Ban ki Moon, el secretario general de las Naciones Unidas, pidió públicamente esta semana al presidente Bachar al Assad que detenga la masacre contra su propio pueblo).

Si en la débil estructuración política que queda en Irak tras el retiro de las tropas invasora norteamericanas, los chiítas comandados por el primer ministro Nuri al Maliki logran controlar la espiral de guerra interna y conservan el gobierno, Ahmadinejad tendrá entonces otro interlocutor en la región. Pero, de momento, debe enfrentar en soledad la presión de las intenciones alternativas de liderazgo por parte de Arabia Saudita; la fuerza conjunta de la diplomacia norteamericana y de la Unión Europea en todos los foros mundiales; y de la “guerra secreta” del Mossad israelí, que ya le va matando cinco científicos nucleares en atentados en las propias calles de Teherán, como la del doctor Mustafa Ahmadi Roshan, de 32 años, subdirector de la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, la semana pasada.

Ante esta encerrona, el presidente iraní lanzó el desafío de cortar el suministro de petróleo de exportación, y además de cerrar la canilla de crudo, también bajar la barrera a los buques cisterna que cruzan por el estrecho de Ormuz. Más importante aún que la primera amenaza es cerrar el estratégico paso, que desequilibraría de golpe todo el comercio petrolero internacional. Los ensayos con misiles desde los destructores iraníes, y la manera en que sus buques han esquivado el control de los barcos norteamericanos, han hecho evidente que la capacidad táctica para el cierre del estrecho es real.

En la versión del diario estadounidense The New York Times, la Administración Obama intenta aprovechar las disidencias internas en el régimen de Teherán para frenar una eventual clausura del paso de Ormuz: la Casa Blanca se habría comunicado con el Guía Espiritual, Ali Jamenei (y por canales de comunicación secretos, obviamente, ya que ambos países no mantienen relaciones diplomáticas bilaterales). Por las dudas, el NYT agrega, de su propia cosecha, la opinión de que un ataque militar contra las instalaciones nucleares iraníes –el proyecto en el que insiste permanentemente el gobierno israelí de Bibi Netanyahu- sería un auténtico desastre.

UN RECREO EN AMERICA

Este es el trasfondo que le encontramos a la tournée latinoamericana de Mahmmoud Ahmadinejad. Con las puertas de Europa y Estados Unidos cerradas; los vecinos, los aliados y la región pendientes de un hilo; y los pasillos del poder interno enredándose, un paseo por América latina le da al iraní una bocanada de oxígeno internacional y varios minutos de cámara en las grandes cadenas del globo. Un hálito, como para seguir tirando.

Pero a nivel de relaciones, desde la perspectiva regional sudamericana, la gira no agrega nada sustantivo. Con ninguno de los países existe intercambio comercial significativo, y respecto de Venezuela, y a pesar de la manifiesta amistad del presidente Hugo Chávez hacia el persa (lleva visitando Teherán en nueve viajes oficiales), el hecho de que ambos países pivoten sus economías en la exportación de petróleo los hace poco o nada complementarios. Y otro tanto habría que decir de Ecuador, donde el presidente Rafael Correa está embarcado en la expansión de la industria productora y exportadora de crudo. Respecto de Cuba y de Nicaragua, países que sí son importadores netos, tampoco le comprarán a Ahmadinejad cuando tienen asegurada la provisión petrolera –y a precios más que competitivos- precisamente desde Caracas. Si todavía hubiera estado Lula en la presidencia, quizá la gira hubiese incluido también Brasilia, como en noviembre de 2009; pero está Dilma, y ya se sabe lo que la presidenta opina del tema. A la Argentina, mientras el contencioso por el atentado de la AMIA siga abierto, ni pensarlo.

En política internacional los símbolos importan tanto como los hechos. Y esta visita dominguera de Ahmadinejad no tuvo sino la intención de mostrar que estará solo, pero no del todo.





Hoy Día Córdoba – Periscopio  – Magazine – viernes 20 de enero de 2012