martes, 20 de marzo de 2012

Bendito trabajo (20 03 12)

Columna “En foco” - El Mundo - página 2 - Hoy Día Córdoba – martes 20 de marzo de 2012


Bendito trabajo

por Pedro I. de Quesada






Tiempos hubo, en los que España era la hija dilecta de la iglesia católica, y el mayor semillero de curas y monjas del mundo entero. Tiempos hubo en que la península se preciaba de tener más obispos que la misma Italia, y casi tantos sacerdotes seglares (de parroquia) y regulares (monjes de monasterio) como pueblo llano.

En aquella España de ayer, las clases se dividían en tres: oratores, bellatores y laboratores; o sea, los que sólo oraban (los curas), los que defendían (la nobleza), y todos los demás, que laboraban para mantenerse a ellos y a los dos primeros. Lograr ser cura en aquella España era como sacarse la lotería: comer caliente, dormir en cama blanda, y no fatigarse demasiado.

Tiempos pasados, irremediablemente.

Esta semana, la iglesia española acaba de lanzar una nueva campaña publicitaria: “hazte cura, no te proponemos un buen sueldo, pero al menos tendrás trabajo asegurado.” ¡Cómo han cambiado los tiempos!

La crisis económica que ahoga a España golpea preferentemente en los más jóvenes. Hasta el año pasado, caía sobre los menos preparados educativamente, los que habían trabajado en la construcción y se quedaron en la calle cuando explotó la burbuja inmobiliaria; pero ahora alcanza también a los universitarios y a los profesionales con algunos años de experiencia.

Las últimas mediciones del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de Madrid muestran un crecimiento alarmante en la curva de desocupación juvenil, y la mayor parte de la emigración laboral que está abandonando el suelo español (con rumbo a países nórdicos, pero también a las costas americanas) tiene entre 25 y 35 años.

Por la desocupación estructural (no tener ningún tipo de trabajo), el “empleo precario” y el “trabajo basura” son salidas obligadas para muchos. La reforma laboral de Mariano Rajoy y del Partido Popular (PP) flexibiliza los despidos y –teóricamente- favorecería la rotación, al eliminar muchas de las garantías de estabilidad que estaban asociadas al empleo.

Si los “mileuristas” (aquellos que apenas arañaban los 1.000 euros por mes) eran los que estaban en el último peldaño de la escala laboral hasta hace unos meses, hoy un “mileurista” comienza a ser la aspiración de muchos que han quedado muy por debajo de ese listón de mínima.

Y a esa cuesta abajo en la rodada de los laboratores, viene a sumarse la crisis vocacional de los oratores: la iglesia española, tiempo atrás tan poderosa y multitudinaria, se está quedando sin curas.

Los obispos vienen ensayando diversas alternativas, como hacer la vista gorda a los que se casan (se calcula que de los 27.000 curas que quedan en España, unos 7.000 están casados con una mujer y siguen ejerciendo); pero aún así en los seminarios apenas si hay aspirantes.

Ahora los obispos han salido a pescar candidatos entre los jóvenes desocupados: “No te quedes en el paro, ¡hazte cura! No tendrás un gran sueldo, pero al menos serás ‘mileurista’!” Ay, Señor, Señor.





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