lunes, 25 de junio de 2012

La corte del Faraón (26 06 12)


Columna “En foco” - El Mundo - página 2 - Hoy Día Córdoba – martes 26 de junio de 2012

La corte del Faraón


por Pedro I. de Quesada







Egipto, la gran potencia del África mediterránea, dio esta semana otro paso, cruzó hacia un nuevo escalón. Pero la escalera por la que transita no parece llevar claramente a ninguna parte.

Sólo hay un par de elementos que están fuera de discusión: 1) el optimismo con que la opinión pública internacional festejó la caída de Hosni Mubarak fue desproporcionado, y las celebraciones en torno a la “primavera árabe” que inauguraba la revolución egipcia fueron un tanto ingenuas; 2) más allá de los cambios formales en las relaciones sociales y culturales, el poder real en Egipto –político y económico- sigue estando en las mismas manos que lo detentan hace sesenta años.

Después de dar vueltas y vueltas leguleyas, el vocero de la junta anunció, en un larguísimo discurso en el que insistía una y otra vez en la limpieza del proceso electoral y en la legalidad y legitimidad de todo lo actuado por las autoridades transitorias desde el derrocamiento de Mubarak, que finalmente la victoria era de Mohammed Mursi.

El candidato del islamismo político en Egipto se impuso por una mayoría sustantiva de votos en el tramo final del proceso electoral, el ballotage presidencial, tras dos meses de votaciones en distintos niveles. La diferencia de sufragios admitida por la junta electoral supera el millón, pero esa cifra –como casi todo el proceso- genera dudas en los observadores. 


La ventaja de los islamistas sobre el candidato de continuidad, el general Ahmed Shafik, podría ser mucho mayor. De allí el mamotreto interminable del anuncio de los resultados: dime de qué presumes y te diré de qué careces. 


La diferencia tiene que haber sido tan grande como para que el mariscal Hussein Tantawi, el verdadero faraón, no pudiese imponer la victoria del general Shafik sin un baño de sangre. 


De ahí la estrategia desplegada por el estamento militar durante el último mes. Mientras se desarrollaba el largo proceso eleccionario, la tendencia del voto islamista como hegemónico se fue haciendo evidente, y la corte del mariscal Tantawi fue respondiendo a ella con decisiones para abroquelar el poder castrense. 


Al principio pusieron todo el aparato del Estado detrás de la candidatura de Ahmed Shafik (piloto de cazas, ex jefe de la Fuerza Aérea, y el último primer ministro de Mubarak); luego agitaron el fantasma del retorno del islamismo radical y de Al Qaeda; y eso a su vez les habilitó la vía represiva, con la que volvieron a cargar sobre la plaza Tahrir. 


Cuando ninguna de estas herramientas consiguieron hacer mella sobre la tendencia creciente del apoyo a los Hermanos Musulmanes, pasaron a mayores: disolvieron el Parlamento, y volvieron a modificar la Constitución. Musi será presidente, pero sus facultades están bochornosamente limitadas. 


El poder real seguirá en manos de la misma corte del Faraón, y la revolución egipcia se pregunta hacia dónde conduce una escalera de caracol.






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