Columna “En foco” - El Mundo - página 2 - Hoy Día Córdoba – martes 2 de octubre 2012
Ni profeta en su propia tierra
por Pedro I. de Quesada
¿Cuándo empezaron a separarse fuertemente los apoyos hacia los dos candidatos norteamericanos? Como en el borgeano jardín de senderos que se bifurcan, muchos analistas identifican el momento en la gafe de las opiniones de Mitt Romney, recogidas en una grabación de audio donde desprecia sin demasiadas contemplaciones a la mitad del electorado.
Puede que ese haya sido el punto de inflexión, la reacción de malhumor y de desagrado ante la filtración de las desafortunadas opiniones del republicano ha sido inmensa, al punto que los estrategas de campaña de Barck Obama han utilizado el audio, sobreimprimiendo imágenes contrastantes, para filmar el mejor video proselitista que se ha emitido hasta ahora: no hay en él ninguna otra referencia que las palabras de Romney, en off, mientras pasan las imágenes, y el efecto es devastador.
Después de esa esquina en que la brecha de mediciones de apoyo a ambos candidatos comenzó a aumentarse, las presidenciales están perdiendo el encanto de la lucha política, la confrontación de dos proyectos de sociedad puestos a la consideración de la ciudadanía, y se extiende en una laxa siesta.
Todas las apuestas están depositadas en los tres debates frente a frente, en que ambos candidatos medirán la dialéctica de sus discursos. El primero será mañana en Denver (Colorado), y lo seguirán más de 60 millones de estadounidenses.
Será la última oportunidad de Mitt Romney de quebrar con la tendencia decreciente de todas las mediciones, que ya lo ubican, casi sin diferencias, unos 10 puntos por debajo del presidente: una brecha casi imposible de remontar, a menos que ocurra un milagro.
Y para muestra, el botón de Michigan: estado natal de Mitt Romney, y donde vivió hasta su edad universitaria, Michigan ha estado tradicionalmente relacionado con los Romney. El padre del actual candidato a la Casa Blanca fue su gobernador (y muy popular, por cierto) antes de dirigir la American Motors –uno de los centros industriales clave del estado-.
Con estos antecedentes, el republicano podría haber encontrado en esta zona del Medio Oeste una alternativa a su caída de popularidad, pero no gana ni en su propia tierra, y la anunciada victoria de Michigan se apunta ya como otra gafe.
Hace cuatro años, el bocazas de Mitt dijo que había que dejar que Detroit quebrara, sin que Washington inyectase subsidios al sector automotriz (que hoy ocupa 1,2 millones de empleos) y apuntar a una diversificación de la economía regional.
Y los empleados de las autopartistas están revelando tener muy buena memoria: los 10 puntos de diferencia con Obama a nivel nacional, se amplían en Michigan hasta los 14.
Hey, Mitt: nadie es profeta en su tierra.
Twitter: @nspecchia
Ni profeta en su propia tierra
por Pedro I. de Quesada
¿Cuándo empezaron a separarse fuertemente los apoyos hacia los dos candidatos norteamericanos? Como en el borgeano jardín de senderos que se bifurcan, muchos analistas identifican el momento en la gafe de las opiniones de Mitt Romney, recogidas en una grabación de audio donde desprecia sin demasiadas contemplaciones a la mitad del electorado.
Puede que ese haya sido el punto de inflexión, la reacción de malhumor y de desagrado ante la filtración de las desafortunadas opiniones del republicano ha sido inmensa, al punto que los estrategas de campaña de Barck Obama han utilizado el audio, sobreimprimiendo imágenes contrastantes, para filmar el mejor video proselitista que se ha emitido hasta ahora: no hay en él ninguna otra referencia que las palabras de Romney, en off, mientras pasan las imágenes, y el efecto es devastador.
Después de esa esquina en que la brecha de mediciones de apoyo a ambos candidatos comenzó a aumentarse, las presidenciales están perdiendo el encanto de la lucha política, la confrontación de dos proyectos de sociedad puestos a la consideración de la ciudadanía, y se extiende en una laxa siesta.
Todas las apuestas están depositadas en los tres debates frente a frente, en que ambos candidatos medirán la dialéctica de sus discursos. El primero será mañana en Denver (Colorado), y lo seguirán más de 60 millones de estadounidenses.
Será la última oportunidad de Mitt Romney de quebrar con la tendencia decreciente de todas las mediciones, que ya lo ubican, casi sin diferencias, unos 10 puntos por debajo del presidente: una brecha casi imposible de remontar, a menos que ocurra un milagro.
Y para muestra, el botón de Michigan: estado natal de Mitt Romney, y donde vivió hasta su edad universitaria, Michigan ha estado tradicionalmente relacionado con los Romney. El padre del actual candidato a la Casa Blanca fue su gobernador (y muy popular, por cierto) antes de dirigir la American Motors –uno de los centros industriales clave del estado-.
Con estos antecedentes, el republicano podría haber encontrado en esta zona del Medio Oeste una alternativa a su caída de popularidad, pero no gana ni en su propia tierra, y la anunciada victoria de Michigan se apunta ya como otra gafe.
Hace cuatro años, el bocazas de Mitt dijo que había que dejar que Detroit quebrara, sin que Washington inyectase subsidios al sector automotriz (que hoy ocupa 1,2 millones de empleos) y apuntar a una diversificación de la economía regional.
Y los empleados de las autopartistas están revelando tener muy buena memoria: los 10 puntos de diferencia con Obama a nivel nacional, se amplían en Michigan hasta los 14.
Hey, Mitt: nadie es profeta en su tierra.
Twitter: @nspecchia
