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2 - Hoy Día Córdoba – martes 26 de febrero de 2013
Italia: el fracaso de la antipolítica
por Pedro Indiana de Quesada
Domingo y
lunes. Dos días se dieron los italianos para acudir a los comicios
parlamentarios que deberían darle un nuevo Ejecutivo, después de la caída en
picada de “Il Cavaliere” Silvio Berlusconi y su salida del escenario entre
bambalinas (antes de que los jueces lo encarcelaran por alguno de los múltiples
juicios que tiene abiertos, incluyendo alguno por prostitución de menores);
luego de que el presidente Giorgio Napolitano –una de las pocas figuras que
todavía mantiene un cierto respeto en la ciudadanía- forzara el fin del
berlusconismo; y luego del “gobierno técnico” del profesor Mario Monti, el gris
tecnócrata llegado de Bruselas para aplicar las recetas de ajuste de su amiga,
frau Ángela Merkel.
Dos días se dieron los italianos, y no resolvieron nada.
A
última hora del lunes, cuando escribo esta columna, apenas se tiene un esbozo
de los porcentajes obtenidos, pero nadie se atreve a asegurar que de ellos
saldrá un gobierno viable.
Los datos sobresalientes:
1) va a votar cada vez
menos gente;
2) la izquierda no ha logrado capitalizar el descalabro del
berlusconismo planteando una alternativa creíble;
3) el show mediático de la
política sigue manteniendo a la derecha con un caudal importante de votos; y,
por sobre todo,
4) los experimentos “antipolíticos” (tanto los exultantes y
populares, como el del payaso Beppo Grillo, como los seriotes e intelectualoides
como el del profesor Monti) no han logrado desplazar al sistema republicano y a
los partidos ideológicos, por muy aguda que sea la crisis que aquél y éstos
atraviesen.
Y por eso mismo pienso que los (pocos) italianos que fueron a votar
durante estos dos días decidieron no elegir porque no tenían qué elegir.
Además, las elecciones se ven desplazada por las urgencias cortoplacistas de la
crisis: más de la mitad de los italianos peninsulares (el 53,5 por ciento) dice
no poder sostener a su familia; 8 millones (de 60) ya entraron en la categoría
de pobres (un porcentaje sólo superado en Europa por la debacle griega); casi
el 40 por ciento de los jóvenes está desocupado –y no tiene ninguna esperanza
de conseguir un trabajo en el futuro-.
Tres cuartas partes de la ciudadanía
afirma haber perdido poder adquisitivo en el último año, y nadie cree en la
política ni en las instituciones: el 82 por ciento desconfía del gobierno de
Roma, y el 90 por ciento cree que el Parlamento es de una rampante inutilidad
para nadie.
Además, las cinco esquinas están cada vez más cerradas: la iglesia
tiene un papa en retirada, y las cuatro grandes familias en que se divide la
mafia (la Cosa Nostra ,
en Sicilia; la Camorra ,
en la Campania ;
la ’Ndrangheta, en Calabria; y la Sacra Corona Unita, en la Apulia ) ya controlan una
quinta parte del Producto Bruto italiano.
Entonces, ¿para qué votar?
Twitter: @nspecchia