PERISCOPIO - Hoy Día Córdoba - viernes 15 de febrero de 2013
Se viene la clase media
por
Nelson SpecchiaEl presidente Barack Obama inauguró su segunda presidencia, esta semana, con el State of the Union (SOTU) en el Capitolio, el mensaje más relevante del inicio del año político norteamericano, tanto de cara a la ciudadanía en general como, muy especialmente, en clave interna, hacia la clase política.
Todos los SOTU son relevantes, sin duda, pero el de este año
era especialmente esperado después de los cruces de la última campaña electoral
entre el oficialismo demócrata y la aspiración republicana de volver a la Casa Blanca con Mitt
Romney. Una vez lograda la victoria, Obama ahora tiene las manos libres: ya no
habrá en su futuro más campañas, no habrá reelección ni -por ello- más
compromisos electorales. Su agenda puede centrarse ya en lo que considere
sustantivo para su gestión.
Y el martes a la noche, en el esperado SOTU de este año, Obama dijo que el centro de su segunda presidencia pasará por volver a jerarquizar la clase media, la que construyó el país y lo recuperó de las caídas al abismo a lo largo de sus dos siglos de vida independiente.
Con esas afirmaciones simples y rotundas que ya son una marca registrada, el Presidente dijo ante el selectísimo auditorio del SOTU que en el país más rico dela Tierra
nadie que trabaje debería ser pobre. Y diciendo y haciendo, le pidió a las dos
bancadas del Congreso que autorizaran una suba en el salario mínimo federal
(una vara relativa para medir los ingresos de los asalariados), de los actuales
7,25 a
9 dólares la hora. Es apenas una "medida testigo", una señal, de la
que se espera sea una estrategia social de esta presidencia.
Tendencias cruzadas
Y el martes a la noche, en el esperado SOTU de este año, Obama dijo que el centro de su segunda presidencia pasará por volver a jerarquizar la clase media, la que construyó el país y lo recuperó de las caídas al abismo a lo largo de sus dos siglos de vida independiente.
Con esas afirmaciones simples y rotundas que ya son una marca registrada, el Presidente dijo ante el selectísimo auditorio del SOTU que en el país más rico de
Tendencias cruzadas
La declaración del presidente estadounidense está en
relación a las líneas programáticas centrales con que llegó al poder, pero
también obedece a una apuesta estratégica: la clase media puede ser la
herramienta de reconstrucción del tejido social una vez que se supere la
coyuntura crítica por la que atravesamos.
Y su intuición se apoya en algunas señales internacionales que apuntan a una recuperación global de los sectores socio-económicos que integran ese colectivo que, con todas sus diferencias y particularidades internas, se denomina "clase media".
Un reciente estudio del observatorio económico Eagles, vinculado al español Banco de Bilbao Vizcaya-Argentaria, releva los principales indicadores de las economías emergentes y se topa con que, en casi todas ellas, el crecimiento de los sectores de ingresos medios -y las reestructuraciones industriales, financieras, comerciales y sociales que ellos motorizan- constituye una tendencia sostenida en los países emergentes.
Con la firma de Alicia García Herrero como investigadora principal, y Álvaro Ortiz Vidal-Abarca como jefe del estudio, los economistas españoles hablan de una "explosión de la clase media emergente".
Generando un indicador de referencia mediante el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita ajustado por la "Paridad de Poder Adquisitivo" en dólares de 2010, los rangos de ingresos se definen de forma homogénea para todos los países del mundo, clasificando en pobres a los que perciben hasta 1.000 dólares por año; a la clase media-baja a los ubicados entre los 5.000 y los 15.000 dólares por año; y a los demás sectores medios a los que van desde este rango hasta los 40.000. A partir de allí se consideran ingresos de clase alta.
Así medidos, los indicadores de las economías emergentes revelan que el crecimiento sostenido de los sectores medios (medio-bajo, medio-medio, y medio-alto) ha venido a continuación de los avances en el poder adquisitivo de la población desde el cambio de siglo. Un avance que, al mismo tiempo, genera desafíos, y entre los más importantes de éstos debe marcarse el aumento de la desigualdad a pesar de la reducción en los niveles de pobreza. En América latina, los ejemplos de Chile y de Perú son paradigmáticos: su PBI ha crecido, como el de toda la región, pero sus índices de Gini los mantienen como países altísimamente desiguales (en el caso de Chile, uno de los más desiguales de todo el mundo).
Pobres hubo siempre
Y su intuición se apoya en algunas señales internacionales que apuntan a una recuperación global de los sectores socio-económicos que integran ese colectivo que, con todas sus diferencias y particularidades internas, se denomina "clase media".
Un reciente estudio del observatorio económico Eagles, vinculado al español Banco de Bilbao Vizcaya-Argentaria, releva los principales indicadores de las economías emergentes y se topa con que, en casi todas ellas, el crecimiento de los sectores de ingresos medios -y las reestructuraciones industriales, financieras, comerciales y sociales que ellos motorizan- constituye una tendencia sostenida en los países emergentes.
Con la firma de Alicia García Herrero como investigadora principal, y Álvaro Ortiz Vidal-Abarca como jefe del estudio, los economistas españoles hablan de una "explosión de la clase media emergente".
Generando un indicador de referencia mediante el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita ajustado por la "Paridad de Poder Adquisitivo" en dólares de 2010, los rangos de ingresos se definen de forma homogénea para todos los países del mundo, clasificando en pobres a los que perciben hasta 1.000 dólares por año; a la clase media-baja a los ubicados entre los 5.000 y los 15.000 dólares por año; y a los demás sectores medios a los que van desde este rango hasta los 40.000. A partir de allí se consideran ingresos de clase alta.
Así medidos, los indicadores de las economías emergentes revelan que el crecimiento sostenido de los sectores medios (medio-bajo, medio-medio, y medio-alto) ha venido a continuación de los avances en el poder adquisitivo de la población desde el cambio de siglo. Un avance que, al mismo tiempo, genera desafíos, y entre los más importantes de éstos debe marcarse el aumento de la desigualdad a pesar de la reducción en los niveles de pobreza. En América latina, los ejemplos de Chile y de Perú son paradigmáticos: su PBI ha crecido, como el de toda la región, pero sus índices de Gini los mantienen como países altísimamente desiguales (en el caso de Chile, uno de los más desiguales de todo el mundo).
Pobres hubo siempre
Que la pobreza es una característica inherente a la
humanidad es uno de los argumentos más remanidos del conservadurismo político y
del neoconservadurismo económico. Sin embargo, la afirmación de Barack Obama en
el SOTU, de que la eliminación de la pobreza en los Estados Unidos es posible,
está en línea con los datos comparativos globales.
Los pobres, según se definieron en la clasificación anterior, suponían un 80 por ciento de la población de los países emergentes en las últimas dos décadas del siglo XX, los años ´80 y ´90. Pero este escenario se quiebra con el cambio de siglo: para 2010, unos 660 millones de personas habían salido de la pobreza y se habían sumado a la clase media (en un proceso de inclusión donde sobresalen, en América latina, las experiencias de Brasil y de Argentina).
Esta tendencia, además, se acelerará en la presente década: los pobres seguirán reduciendo su presencia en la distribución de la renta si se mantienen las políticas macroeconómicas actuales, y la salida de la crisis mundial meterá un pie en el acelerador de esa reducción: de ocupar un 60 por ciento de la torta en 2010, se achicarán a un 40 por ciento en 2020 al sumar la clase media otros 400 millones de personas; aunque, más allá de los porcentajes, el crecimiento demográfico mantenga elevado el total de personas en situación de pobreza.
La mayor aceleración, en todo caso, será evidente en Asia (la clase media aumentó en unos 900 millones en 2010): ya la vemos en China y en la próxima década la locomotora serála
India. Pero América latina no se quedará atrás: sus clases
medias aumentaron su proporción al 70 por ciento para 2010, y se espera que
este cambio continúe sostenidamente, al menos por el próximo quinquenio.
Este auge de la clase media emergente implicará, asimismo, que el gasto discrecional aumente más que el consumo primario, específicamente, más que la porción del ingreso que se destina a la compra de alimentos. Transporte, ocio, productos personales y servicios financieros serán algunos de los más beneficiados.
Y en un círculo virtuoso, la extensión de la clase media fomentará el aumento de la inclusión social, ya sea porque habrá más facilidad para cubrir las necesidades básicas al aumentar la capacidad de ahorro, como porque se atemperará el ciclo de ingresos/ gastos al ser más gruesa la franja social con ingresos medios, lo que da garantías y tranquilidad en las familias, potenciando el acceso a la financiación y la compra de productos en cuotas.
Obama no lanza simples expresiones de deseos, sus políticas se apoyan en un correlato de las tendencias internacionales: se viene la clase media.
Los pobres, según se definieron en la clasificación anterior, suponían un 80 por ciento de la población de los países emergentes en las últimas dos décadas del siglo XX, los años ´80 y ´90. Pero este escenario se quiebra con el cambio de siglo: para 2010, unos 660 millones de personas habían salido de la pobreza y se habían sumado a la clase media (en un proceso de inclusión donde sobresalen, en América latina, las experiencias de Brasil y de Argentina).
Esta tendencia, además, se acelerará en la presente década: los pobres seguirán reduciendo su presencia en la distribución de la renta si se mantienen las políticas macroeconómicas actuales, y la salida de la crisis mundial meterá un pie en el acelerador de esa reducción: de ocupar un 60 por ciento de la torta en 2010, se achicarán a un 40 por ciento en 2020 al sumar la clase media otros 400 millones de personas; aunque, más allá de los porcentajes, el crecimiento demográfico mantenga elevado el total de personas en situación de pobreza.
La mayor aceleración, en todo caso, será evidente en Asia (la clase media aumentó en unos 900 millones en 2010): ya la vemos en China y en la próxima década la locomotora será
Este auge de la clase media emergente implicará, asimismo, que el gasto discrecional aumente más que el consumo primario, específicamente, más que la porción del ingreso que se destina a la compra de alimentos. Transporte, ocio, productos personales y servicios financieros serán algunos de los más beneficiados.
Y en un círculo virtuoso, la extensión de la clase media fomentará el aumento de la inclusión social, ya sea porque habrá más facilidad para cubrir las necesidades básicas al aumentar la capacidad de ahorro, como porque se atemperará el ciclo de ingresos/ gastos al ser más gruesa la franja social con ingresos medios, lo que da garantías y tranquilidad en las familias, potenciando el acceso a la financiación y la compra de productos en cuotas.
Obama no lanza simples expresiones de deseos, sus políticas se apoyan en un correlato de las tendencias internacionales: se viene la clase media.
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@nspecchia